Le dijo Jesus: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Juan 11:25)

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Spurgeon, sobre el cólera

Spurgeon, sobre el cólera

Estas son porciones de varios mensajes de Spurgeon (Inglaterra, 1834-1892) acerca del cólera, que estaba matando a muchas personas en su época. Hoy sus palabras son más que oportunas, y en vez del cólera podemos poner COVID-19. Siente la libertad de compartir lo que desees. Espero sus palabras (acerca de la enfermedad y la muerte) te sean de ánimo.

  1. ESE MAL NO ABLANDÓ A TODOS

“En los tiempos cuando el cólera ha brotado con furor, y en las estaciones cuando la peste se ha llevado a miles en los tiempos antiguos, muchos hombres no han sido ablandados para nada, sino que se han endurecido en la presencia del horrendo mensajero, y aun se han burlado de él”.

  1. LLEVÓ A MUCHOS A HACER PROMESAS QUE LUEGO NO CUMPLIERON

“¡Cuántas confesiones del mismo tipo, también, hemos visto en los tiempos del cólera, y de la fiebre y de la pestilencia! Entonces nuestras iglesias se han visto atiborradas de oyentes, que, debido a que tantos funerales han traspasado por sus puertas, o debido a que tantos han fallecido en las calles, no podían dejar de subir a la casa de Dios para confesar sus pecados. Y por causa de esa visitación, cuando una, dos, o tres personas han muerto en la propia casa, o en la casa vecina, ¡cuántos han pensado que realmente se volverían a Dios! Pero, ¡ay!, cuando la pestilencia hubo cumplido su tarea, la convicción cesó; y cuando la campana hubo tañido por última vez por una muerte causada por el cólera, entonces sus corazones cesaron de latir con penitencia, y sus lágrimas dejaron de brotar”.

  1. EL INCONVERSO, SI ESTÁ MUY ASUSTADO, DEBERÍA ESCUCHAR EL EVANGELIO

“Supongamos que hay un trono de juicio; que haya un infierno (lo digo hipotéticamente, no porque tenga alguna duda al respecto, sino porque tú me dices que lo dudas, aunque no creo que realmente lo hagas), si hubiese un lugar así, ¿qué harías entonces? Vamos, inclusive ahora tiemblas si se cae una hoja en la noche; estás horrorizado si el cólera merodea en las calles; estás alarmado si estás un poco enfermo, y corres al médico, y cualquiera puede engañarte con sus medicinas, porque le temes a la muerte. ¿Qué harás en los desbordamientos del Jordán, cuando la muerte se aferre a ti? Si un pequeño dolor te espanta ahora, ¿qué harás cuando tu cuerpo se sacuda, y tus rodillas se golpeen entre sí delante de tu Hacedor? ¿Qué harás, lector, cuando Sus ojos ardientes penetren al centro de tu alma? ¿Qué harás, cuando, en medio de diez mil truenos, Él diga: ‘Apartaos, apartaos’? No puedo decirte qué harás; pero te diré una cosa que no te atreverás a hacer; y es que no te atreverás a decir que yo no traté de predicarte el Evangelio tan sencillamente como siempre, al primero de los pecadores”.

  1. ES MOMENTO PARA QUE EL INCONVERSO BUSQUE EL PERDÓN DE DIOS

“Hombre despreocupado, te diré unas palabras antes de concluir este punto. Tú dices: ‘Bien, esa es una buena oración (‘perdóname Señor’), en verdad, para un hombre que está al borde de la muerte. Cuando un pobre individuo sufre del cólera, y ve a la negra muerte mirándole en el rostro, o cuando está aterrorizado y estupefacto en el tiempo de la tormenta, o cuando se descubre en medio de una terrible confusión y alarma debido a una peligrosa catástrofe o un inesperado accidente, mientras está acercándose a las puertas de la muerte, lo correcto es que diga: ‘Dios, sé propicio a mí’. Pero es una oración que debes hacer ahora mismo”.

  1. HAY ALGO PEOR QUE ESTA ENFERMEDAD

“Leemos que ciertas ciudades francesas encendían grandes hogueras públicas en tiempos del cólera. ¡El cólera! ¿Qué es el cólera comparado con el pecado? Dios hace que las llamas ardientes del tormento eterno asciendan por los siglos de los siglos, pues es sólo por ese terrífico castigo que la plaga del pecado puede ser restringida del todo dentro de los límites. El pecado es un horrible mal, es un veneno letal; y sin embargo, pecador, aunque tú estés tan lleno de él como un huevo está lleno de nutrientes, y destiles su olor del modo que la pieza más pestilente de materia nociva exhala malos olores, sin embargo, la infinita misericordia de Dios en Cristo Jesús puede levantarte de esta extrema degradación, y hacer que brilles como una estrella en Su reino al fin de los tiempos”.

  1. EL TEMOR DEBE LLEVARNOS A JESÚS

“Es fácil hablar de plena seguridad, pero, créanme, no es tan fácil poseerla con toda sinceridad en los tiempos de prueba. Si a algunos de ustedes les duele el dedo, su confianza se escurre poco a poco en sus articulaciones, y si sólo sufren de una leve enfermedad, piensan: ‘¡ah!, pudiera tratarse del cólera, ¿qué debo hacer?’. Pero no les conozco y, por tanto, les imploro por el Dios viviente que acudan presurosamente a Jesús por medio de la fe”.

 

  1. QUE ESTE TIEMPO SIRVA PARA CONSIDERAR TUS CAMINOS

“Ustedes, que habitan el Londres, recordarán que hace años, cuando el cólera barría a lo largo de nuestras calles, algunos de nosotros estuvimos en medio de todo, y vimos caer a muchos en torno nuestro, como si hubiesen sido tocados por una flecha invisible aunque mortal. Se dice que esa enfermedad se encamina hacia acá de nuevo; se dice que está barriendo rápidamente desde Polonia y a través del Continente, y si llegara y se apoderara de algunos de ustedes, ¿estarían listos a partir? Incluso si esa forma de muerte no afligiera a nuestra ciudad, como pido que así pase, con todo, la muerte está siempre dentro de nuestras puertas, y la pestilencia camina en medio de las tinieblas cada noche. Entonces, consideren sus caminos. Así dice el Señor, y con Sus palabras concluyo este discurso: ‘Prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel’”.

  1. NO TENGAS MIEDO, LA MADUREZ VIENE CON LA AFLICCIÓN

“Además de la persecución, ustedes pueden sufrir un accidente o una calamidad súbita. No tengan miedo nunca. Exhibir presencia de ánimo en un accidente representa la mitad de la batalla, por tanto el hijo de Dios debe estar calmado y con auto-control; pues aunque sufra en el cuerpo, su verdadero yo estará seguro. Ustedes serán colocados en peligros externos al igual que los demás, ya sea en tornados, o en naufragios, o sufriendo la peste del cólera, o en medio del fuego. Sin embargo, su verdadera vida está protegida de todo peligro por el pacto de gracia. Por lo tanto, descansa en el Señor, pues estarás seguro aunque caigan a tu lado mil, y diez mil a tu diestra. Si pierdes, tu pérdida será transmutada en una ganancia real. La enfermedad, si llega enfermedad, obrará tu salud. Los hijos de Dios han sido madurados a menudo por la enfermedad. Son semejantes al higo, que no se vuelve dulce mientras no sea golpeado. La madurez viene mediante la aflicción”.

  1. GENTE HARÁ PROMESAS EN ESTE TIEMPO, QUE LUEGO NO CUMPLIRÁN

“Desde aquel tiempo, Dios te ha probado con las rejas del arado de la enfermedad en tu persona. No siempre has sido el hombre tan robusto que ahora eres. Hubo un tiempo en el que permanecías muy cerca de las puertas de la muerte, y temblabas ante la perspectiva que tenías por delante. ¿Recuerdas cuando la fiebre se apoderó de ti, o cuando pensaste que el cólera te había reclamado como su víctima? Temblaste entonces, e hiciste muchos votos, que finalmente resultaron ser mentiras; y tú hiciste una profesión de arrepentimiento, pero era una mera profesión; y aunque pareció, sólo por un breve tiempo, que fuiste tocado, y quienes te rodeaban y habían orado por ti, tenían la esperanza de que al fin la reja del arado hubiera penetrado en ti, descubrieron que te levantaste del lecho de la enfermedad siendo peor de lo que antes eras”.

 10. ESTE TIEMPO PUEDE AYUDAR A ALGUNOS A PENSAR Y VENIR A DIOS

“¿No has juzgado que si Dios enviara una pestilencia a nuestra indiferente ciudad, tal vez podría impresionar a la indiferente multitud, y conduciría a nuestras casas de oración a aquellos que habitualmente desperdician ahora el día de guardar? ¿No podrían el cólera, o la guerra, o el hambre alarmar las conciencias de los descuidados y conducir a los impíos a ponerse de rodillas? ¿No has pensado que tal vez la protección que Dios nos ha dado al salvarnos de las plagas de la guerra y de innumerables males, pudiera haber tendido a engendrar en los corazones de los hombres la presunción, el descuido y la indiferencia?”.

 11. GENTE PIENSA EN LA MUERTE, PERO EL CRISTIANO LA VE DIFERENTE

“¡Oh, ese gran segador (la muerte); recorre toda la tierra, y siega a sus cientos y a sus miles! Todo está quieto; la muerte no hace ningún ruido en sus movimientos, y camina por toda la tierra con pasos aterciopelados; nadie puede resistir a ese incesante segador. Es irresistible, y siega, y siega, y corta a todos. Algunas veces se detiene y humedece su guadaña; sumerge su guadaña en sangre, y luego nos siega con guerras; luego toma su esmeril del cólera, y siega más que nunca. Todavía clama: ‘¡Más, más, más!’ ¡Ese trabajo continúa incesantemente! ¡Portentoso segador! ¡Portentoso cortador! Oh, cuando vengas para segarme, no podré resistirte, pues he de caer como los otros; cuando vengas, no tendré nada que decirte. ¡Como una brizna de hierba he de quedarme inmóvil, y tú habrás de cortarme! Pero, ¡oh, que esté yo preparado para la guadaña! ¡Ruego que el Señor esté junto a mí, y que me consuele y me aliente; y que pueda yo descubrir que la muerte es un ángel de vida; que la muerte es el portal del cielo, el vestíbulo de la gloria!”.

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