Le dijo Jesus: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Juan 11:25)

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¿Cómo orar en medio de la persecución?

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Hechos 4.23-31

23Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25que por boca de David tu siervo dijiste:

¿Por qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?

  26  Se reunieron los reyes de la tierra,

Y los príncipes se juntaron en uno

Contra el Señor, y contra su Cristo.

Salmo 2.1-3

1 ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? 2 Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas.

27Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. 29Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

CÓMO ORAR EN MEDIO DE LA PERSECUCIÓN

1. Nuestra oración debe alabar la autoridad de Dios

2. Nuestra oración debe reconocer el cumplimiento de la Palabra de Dios

3. Nuestra oración debe anhelar mayor testimonio y obediencia

La prueba definitiva que determina el valor de tu profesión de fe cristiana es tu respuesta, tu comportamiento cuando todo esté en tu contra y cuando pareces estar desprovisto de toda ayuda humana Y aún tú mismo te ves impotente para hacer nada.

Oraron. Esta es la prueba definitiva. La prueba definitiva de nuestra profesión de fe es nuestra vida de oración.

Mandar un telegrama no es oración. La verdadera oración no duda. Los discípulos empezaron a hablar con Dios y lo hicieron con confianza y total seguridad.

El motivo para que estos clientes se acerque con tanta confianza a Dios en oración era que conocían a Dios. El propósito primordial del mensaje cristiano es llevarnos a un conocimiento de Dios.

El Nuevo Testamento describe los cristianos como personas que conocen a Dios. Se dirigían a una persona, a un ser vivo, a un Dios personal. Orar significa hablar con el Dios vivo.

La palabra soberano indica poder y autoridad ilimitados.

Lo que necesitamos es un conocimiento del Dios y Señor del universo. A la luz de ese conocimiento los discípulos no tenían temor. No dieron muestra alguna de pánico ni de alteración. 

No dudan en aplicar el salmo a Jesucristo.

La gente ha pecado siempre, pero nunca se ha embravecido tanto en su pecado como lo hace ahora. Ya no hay límites, es un motín, un desenfreno. El mismo comportamiento que una vez fue considerado pecaminoso no sólo se justifica, aún se glorifica. El hombre y la mujer han perdido todo sentido de la decencia.

“Piensan cosas vanas”. Ideas proyectos vacíos e inútiles. Todo lo que se hace al margen de Dios resulta en nada. Son humanistas donde Dios no está incluido. Se levantan contra Dios, lo ignoran y se ponen en Su contra. Lo hacen por su enemistad contra Él. Los santos mandamientos de Dios son considerados como una “limitación”, como “cuerdas”, “grilletes”.

Nos vio sus leyes en beneficio nuestro, para ayudarnos, para enseñarnos cómo vivir y cómo disfrutar de una vida plena y agradable, una vida santa y tranquila. Y en vez de agradecerle le dicen: “nos está haciendo unos esclavos”.

Si todos vivieron según los mandamientos de Dios, según las directrices divinas, según la perspectiva de Dios, los problemas desaparecerían. El mundo sería el paraíso que fue cuando Dios lo creó. En el paraíso hay leyes, Y precisamente el paraíso lo es porque se observan tales leyes.

Lo que condena al género humano es su peligrosa confianza en él mismo. El problema de los hombres y las mujeres es su fatal ignorancia de la persona de Dios. Solamente se puede hacer una cosa con quienes creen algo así: ponerlos en ridículo delante de todos. Si tratas de jugar con las leyes de Dios, pronto te darás cuenta de que son inexorables.

El mundo se ríe de este mensaje, se burla y se mofa de él. Podemos entender que se rebelen contra la ley de Dios, aunque es terrible. Pero lo que no podemos comprender es que además le arrojen Su amor a la cara, que pongan el ridículo su misericordia, su bondad y su compasión. Pero a pesar de este rechazo, Dios no ha abandonado al mundo.

Al citar el Salmo 2, los primeros cristianos demostraron haber entendido el motivo de su persecución: “Contra su Cristo”. Estaban diciendo en otras palabras: “nos están haciendo esto a nosotros, pero es precisamente lo que me hicieron a Él”.

El verdadero núcleo de la predicación cristiana en la predicación de la cruz. La Cruz es el corazón mismo del mensaje. Lo que en último lugar prueba si somos o no cristianos, es nuestro concepto de la Cruz. No fue algo inesperado. No fue un accidente. No fue algo que pudiera haberse evitado. Tenía que suceder.

Dios fue el autor de la Cruz. Esto es orar con conocimiento. Los dirigentes fueron meros instrumentos. Estaba planeada, destinada. Los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento señalaban hacia adelante. La Cruz tuvo lugar porque Dios es Dios. El pecado debe ser castigado. Si hubiera existido otro modo, Dios lo hubiera adoptado. No hay acceso a Dios fuera de la Cruz.

Predicaban hechos, predicaban la tumba vacía. En esta tierra, ser juzgado por tus iguales es un principio de justicia, y toda la humanidad será juzgada por un hombre, el hombre Cristo Jesús.

Los apóstoles sabían que la necesidad primordial del hombre y de la mujer no es la felicidad ni la salud. Su necesidad es la de ser salvos.

El cristianismo es sobrenatural, es milagroso, es la acción del Dios vivo, no es una mera experiencia. Es la acción de Dios y nosotros. Es la actividad, el poder de Dios.

El Espíritu Santo es una parte vital y esencia de la predicación cristiana. Si el cristianismo es milagroso y sobrenatural, por definición no se puede entender. Si el evangelio fuese algo que pudiéramos entender, no sería “el glorioso Evangelio del Dios bendito” (1Ti 1.11).

El mensaje del cristianismo es que la bendita Trinidad se preocupa de este viejo mundo.

El Espíritu Santo tiene un trabajo habitual: convencer, convertir. Pero su trabajo excepcional es avivar.

Los discípulos oraron porque lo único que quería hacer era continuar predicando, enseñando y trabajando en el nombre de Jesús.

El Espíritu Santo toma a las personas y les ayuda a hablar con claridad. Ellos no podían hacer milagros cuando quisieran. Era “según su voluntad”.

El Espíritu Santo toma al predicador y lo capacita. Después actúa en quienes están escuchando y trata con sus mentes, sus corazones y sus voluntades. Ambas cosas suceden al mismo tiempo.

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